Las dos razones para comprar el iPhone 11 Pro
“¿Vale la pena comprarlo? ¿Me conviene cambiar? ¿Cuál compro el iPhone 11 o el 11 Pro? ¿Y si mejor compro un Huawei o un Galaxy de Samsung? Son algunas de las preguntas más comunes que me hacen cada septiembre cuando Apple lanza su nueva familia de teléfonos inteligentes.
La respuesta la mayoría de las veces es sí, sí vale la pena comprarlo porque te guste o no –si tú, usuario de Android que lee esta reseña para llamarme Applefan, vendido o Apple zombi– Apple es una marca que sabe cómo hacer productos de calidad, con buenos diseños, materiales y con una experiencia de usuario simple, de rápido aprendizaje y confiable.
Otra veces mi respuesta es: no, claro que no lo compres porque eres un usuario de Android acostumbrado a otra plataforma, consciente de los beneficios que tiene vivir en un ecosistema más abierto e inclinado a probar nuevas funcionalidades de forma más acelerada y eres amante de una marca como Samsung, Huawei o LG, que ofrecen dispositivos que desde hace un par de generaciones ya integran muchas de las “innovaciones” que Apple presenta como nuevas para los iPhone y que de paso también son smartphones con grandes diseños, materiales de calidad y excelentes productos, muchas veces a menor precio.
Pero esta reseña no es para ese segundo grupo de usuarios. Es para el primero, que en su mente ya saben que van a comprar el iPhone, sin importar lo que cueste o como lo van a financiar, pero tiene la duda de si conviene esperar al siguiente año dado que tienen un iPhone XS o XS Max o si deben saltar de su iPhone 6, 7 u 8 a un iPhone 11 o un iPhone 11 Pro.
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